Todo empezó, en la semana santa de 1982, después de una crisis nacional (ya saben, esa de que iba a defender el peso cómo un perro), tuve que abandonar la universidad inconclusa y regresar a Cancún, ya que mis padres no podían con los gastos.
Así que después de eso, mi madre, me recomendó un trabajo, con Doña Ana María Medina Pérez (QEPD), en un negocio de aluminio, llamado Perfiles y Herrajes Especiales S. A. de C. V., al cuál llegué cómo empleado en el mostrador, para atender a los clientes y vender el material, por tramos o cortados a la medida, así cómo los herrajes necesarios, para fabricar, puertas, ventanas y otros productos de aluminio.
Los primeros semanas, fue una locura, pues, se me figuraba, que eran las formas más raras, que había visto en mi vida, así empecé desde abajo, barriendo, cortando el material, amarrando y entregando los tramos de aluminio, a las camionetas de los clientes.
Siempre quise ser Ingeniero, pero, bueno, la vida me llevó por este camino.
En el negocio, llegaban constantemente, folletos y sobre todo, manuales técnicos, los cuáles, nadie tomaba.
Así, que le pedí a Doña Anita, que me regalara algunos de ellos, lo cuál me los dio con gusto, al ver que me interesaba en el trabajo.
En ellos aprendí, cómo se calcula los precios de los perfiles, cómo tal, el peso teórico del aluminio, más el perímetro anodizable, más el perímetro pulible y fue algo que a mí fascinó...cómo se ensamblaban, cómo calcular la resistencia de lo que se iba a fabricar, la forma correcta de instalar los herrajes (de esa época) y me encontré, con un pequeño manual, en el cuál se explicaba, en forma matemática básica, como se realizaba un análisis de precio unitario. Así que se me abrió un nuevo mundo.
¿Mis primeros trabajos? Bueno, cuándo me lo pidió la Sra. fue hacer mosquiteros con tela de aluminio...ya ni recuerdo, cuántos eché a perder, pero bueno, no se equivoca el que no hace.
En ese momento, cortábamos el material a la medida, para entrega, con una segueta...algo agotador y un buen día, nos llega a la tienda un camión, junto a los perfiles solicitados, una sierra y tres máquinas extrañas, para mí.
En aquél entonces, la mayoría de las operaciones de armado, se hacían con un lápiz, escuadra universal, segueta y lima, para preparar los perfiles, para su correcto armado, y una vez listos, a perforarlos, con un taladro Black & Decker, aquellos naranjas y de metal muy pesados....pues bueno, esas tres máquinas extrañas, eran troqueles o perforadoras, para tres tipos diferentes de puertas o ventanas, 3.000", 2.000" y 1.500", que en segundos dejaba listo el perfil, listo para su armado. Recuerdo, que Doña Anita, me pidió armar, los troqueles y la sierra. Por cierto, la sierra sigue funcionando a la perfección...Todo el equipo era fabricado por Cuprum en sus talleres en Monterrey y se llaman Cuptrom.
Bueno, los troqueles en la tienda, nunca tuvieron el uso adecuado, pues los profesionales se resistían al cambio. En fin, un buen día, en 1986, ya con mis limitados conocimientos, empezamos, acompañado de mi esposa, nos dimos de alta en Hacienda, para incursionar en este maravilloso del Aluminio, que año, con año, nos trae productos y acabados nuevos. Así nació, Aluminios de Quintana Roo, una empresa, que nos gusta ir a la vanguardia de todos.